Las Maldiciones en Sumeria
Hoy voy a tratar un tema que
posiblemente cree algo de controversia dentro del mundo de las
antiguas religiones, la wicca , paganismo o como cada uno le guste
definir esta corriente de espiritualidad, hablamos de las
Maldiciones.
Dentro de la espiritualidad basada en
las antiguas religiones pre-cristinas, sobre todo en la wicca, existe
la norma de el “haz lo que quieras mientras no dañes a nadie “ y
la “ley del triple retorno” pero muchas de las religiones
antiguas en las que basamos nuestras creencias o los panteones de las
diferentes culturas que usamos en nuestros cultos, no tenían estas
leyes o podríamos decir que no se cortaban tanto a la hora de
castigar, dañar etc.
Tenemos un ejemplo muy claro y conocido
en una de las civilizaciones antiguas mas conocidas como la Egipcia,
en sus tumbas llenas de maldiciones para quienes osaran perturbar o
saquearlas.
Pero si hay una civilización que lleva
el tema de maldecir a algo natural y podríamos decir casi
institucionalizado es la Civilización Sumeria. En primer lugar vamos
a definir que es maldecir, podríamos definir que lanzar una
maldición sobre alguien es desear el mal sobre una persona e implica el
deseo o amenaza del mal que hemos declarado, ya sea como juramento o
de una forma mas solemne.
Los Sumerios, Asirios y Babilonios no
estaban exentos de tener esta afición, en las excavaciones
arqueológicas en las ciudades sumerias encontramos muchos ejemplos
de ello. La Mayoría de documentos legales venían acompañados por
alguna frase o texto mas extenso a modo de maldición, la extensión
de dicha maldición podía aumentar según la importancia y categoría
social de la persona o del contrato que se realizara.
Fijaros lo habitual que era esto de
maldecir que podemos encontrar un objeto tan simple como un tazón,
con una inscripción, que rezaba el siguiente deseo para el posible
ladrón de el objeto:
“ … que se seque la lengua en su
boca ...que se sequen sus piernas... que arda como fuego y azufre...
“ imaginamos que si en vez de ser un tazón hubiese sido alguna
pieza de joyería o una pieza de un material mas valioso, a saber que
deseos de mal hubieran escrito.
Aunque la mayor parte de tablillas
consisten en contratos, cartas comerciales, resoluciones jurídicas
etc. Muchos de estos documentos van acompañados de una maldición
adecuada para la ocasión, los Acadios por ejemplo tenían la
costumbre de envolver los contratos con una capa de barro conocida
como “sobre” y en la superficie de estos “Sobres” escribían
los nombres de los firmantes sus sellos persones, un resumen del
contrato y muchas veces una maldición para el que osara incumplir el
contrato.
En uno de esos contratos encontrado en
la ciudad de Nippur, sobre una compra-venta de terrenos y aparece el
siguiente texto “... quien rompa el contrato, que Enlil lo haga
desaparecer de la vista de todos, que Gilbil confunda su memoria y
que Ishtar destruya su simiente hasta la quita generación”.
Esta claro que usa cosas que importaban
a los pueblos Mesopotamicos, como no tener descendencia y ser
olvidados ya que esto probocaria que no tuvieran unos buenos ritos
funerarios, ni las ofrendas anuales en su memoria ( en otro articulo
hablaremos de la visión de la muerte para los Sumerios).
En la conocida biblioteca del Rey
Asirio Asurbanipal, las tablillas también se protegían con esos
maravillosos y habituales malos deseos por si algún ladrón se le
pasaba por la cabeza sustraerlas con frases como estas “ quien robe
o dañe estas tablillas, que su cuerpo no tenga descanso, que el agua
no lo reconforte, que se quiebren sus huesos, que el viento ardiente
lo acompañe, que el polvo sea su alimento y su nombre olvidado por
los hombres”.
Y los sumerios al igual que los
egipcios, tenían maldiciones anti saqueo de las tumbas, un claro
ejemplo lo tenemos en las tumbas reales de Ninrud, en concreto en la
tumba de la Reina Yava, esposa de Tiglat-Pieleser III. Dentro de
esta tumba se encontraron objetos muy valiosos, como no una corona, numerosos pares de pendientes, anillos, brazaletes,
numerosas cadenas de metal, piedras semipreciosas, algo de vajilla y
como no … una tablilla con el siguiente texto : “ Ruego a los
Dioses del otro lado que el espíritu de quien toque mi tumba, viole
mi ataúd o robe mis joyas, camine sin descanso después de su muerte
bajo el sol abrasador, que los demonios del insomnio le atormenten
para siempre”.
Si hablamos de este tema de maldiciones
llevado al extremo tenemos la maldición de toda una ciudad, este es
el famoso texto conocido como la maldición de Agadé(Sumerio)
/Akkad(Asirio), es un texto muy intenso, un clamor de odio, de
venganza, un deseo claro y firme de que algo malo le ocurra a esta
ciudad, maldice sus muros, las tierras que la rodean, lo que nutre y
da vida a la ciudad.
Aquí un fragmento del texto:
“Akkad,
tú que osaste atacar al Ekur, tú que has desafiado a Enlil.
Que
tus bosquecillos queden reducidos a un montón de polvo...
Que
la arcilla de que están hechos tus muros vuelva al Abzu de donde
salió
Que
tus ladrillos sean malditos por Enki.
Que
tus árboles vuelvan a sus bosques (o 'que tus granos retornen a su
surcos'),
Que
tus árboles sean malditos por Ninildu.
Tus
bueyes, abatidos —que así puedas abatir a tus mujeres en su lugar.
Tus
carneros, degollados —que así puedas degollar a los niños en su
lugar.
Tus
pobres —que así puedan ser obligados a ahogar sus preciosos (?)
hijos...”
En
conclusión, nuestros antepasados eran humanos y se enfadaban si les
robaban o estafaban, si les hacían mal lo devolvían, eran
vengativos etc... Creo que dentro del mundo actual con la influencia
de la espiritualidad Newage, hemos entrado en lo que yo llamo un
buenísimo que resulta a mi forma de ver muy empalagoso, si te hacen
daño, si te están molestando etc, no pones la otra mejilla no le
mandas “amor y luz” esto son ideas judeocristianas, si te
fastidian haces lo que sea necesario para que dejen de fastidiar, ¿
acaso si en tu vida diaria, alguien te pega un tortazo a ti o alguien
de tu familia, les dices pega me mas, yo te amo y te mando mi luz? ¿
Enserio?
Como
siempre digo, amemos nuestras luces y nuestras sombras, pues las dos
forman parte de lo que somos, negar nuestra parte oscura, es negarnos
a nosotros mismos, a nuestra humanidad.
Muchísimas gracias por acercarnos la religión sumeria, es muy necesario. Un abrazo.
ResponderEliminarDe nada un placer
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